¡¡Hey campeones!! ¿Cómo seguís? ¡Al fin es viernes!
Ya llegó el viernes a la semana
fin de semana que se aproxima
como una víbora serpentina
ríe que ríe, corre y camina
Movemos un poquito el cuerpo con el circuito de Noa o con estos ejercicios:
Baile del movimiento
Kopf, Schultern, Knie und Fuß
La batalla del movimiento
Du dua
Ventanita de la clase
¿como está el día hoy?
Dime si el sol ha salido
o la nube lo tapó
si la lluvia cae, cae
o el viento sopla hoy
Ventanita, dime ahora
¿cómo está el día hoy?
Es ist.... (regnet, sonnig, wolkig...)
ADIVINA, ADIVINANZA
Picos y pies tengo y,
aunque vestida no estoy,
largas faldas mantengo.
¿Qué soy? (una montaña)
Monte arriba,
monte abajo,
con ovejas y cabras
yo siempre trabajo.
¿Quién soy? (el/la pastor/a)
¡Mirad lo que nos trae Plin! ¿Sabéis jugar al dominó? Seguro que sí. Pero este es un dominó de sumas. Seguro que lo hacéis de maravilla.
¡Un desafío! Primero puedes copiar la cenefa y después pensar a qué se parecen esos dibujos. Ya nos contaréis.
La hora del cuento ya llegó ssch ssch (bis)
Los ojos abiertos, oídos también
la boca cerrada, atento estaré
los brazos cruzados y así escucharé.
- Cuento de educación emocional: El egoísmo
Había una vez un ogro glotón llamado Bonifacio, que vivía debajo de un cerezo. Bonifacio recogía las cerezas que daba el árbol y, con ellas, hacía la mejor tarta de cerezas del bosque. El olor de la tarta atraía a todo el mundo.
–¿Nos das un poquito de tarta? –le preguntaban las tres brujitas vecinas, Sara, Lara y Mara.
–Yo solo quiero probarla –suplicaba don Timoteo, el duende.
–Solo un mordisquito –pedía el doctor Romualdo, el médico de los animales.
Pero Bonifacio era el ogro más egoísta de todos los cuentos
y nunca jamás dejaba que probaran su tarta de cerezas. Él se comía un trozo y otro, repitiendo:
–¡Es solo para mí! ¡Solo para mí!
Los vecinos del ogro se marchaban sin probar ni un poquito de tarta. Aquella misma noche, se levantaron al escuchar al ogro gritar:
–¡Aaaaay! –se quejaba sujetándose la tripa–. ¡Ayudadme, por favor!
Tanta tarta había comido Bonifacio, que ahora estaba malito. Las brujas, el duende y el médico de los animales le dijeron:
–Así que ahora quieres que te ayudemos. Pues lo haremos si dejas de ser el ogro egoísta que has sido y, de ahora en adelante, compartes tu tarta de cerezas con nosotros.
–De acuerdo –dijo el pobre Bonifacio–. Nunca más volveré a ser tan egoísta.
Con un par de hechizos y una medicina, a Bonifacio se le pasó el dolor de tripa enseguida. Al día siguiente, invitó a todo el mundo a comer su famosa tarta de cerezas.
–¡¡Riquísima!! –dijeron todos.
El ogro estaba todavía un poco pachucho y ¡no probó ni un trocito!
Antonio Vicente Lucerga
Comentamos el cuento
* ¿Te ha gustado?
* ¿Por qué Bonifacio no quería compartir su tarta?
* ¿Por qué se puso enfermo?
* ¿Por qué al principio no le ayudaron sus amigos?
* ¿Qué aprendió Bonifacio al final del cuento?
* ¿Crees que Bonifacio siguió siendo egoísta?
* ¿Conocéis a alguien como Bonifacio?
Dibuja lo que más te ha gustado. - Puedes ver distintas versiones de este cuento que a la seño Inmaculada le encantaba cuando era pequeña
- El gigante egoísta
- El gigante egoísta Oscar Wilde
¡Feliz fin de semana! Schönes Wochenende!


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